Hoy, el día me ha sorprendido mirando al infinito. He tratado de cruzar con la mirada, esa línea indivisible que separa el mundo real de lo que es sencillamente "humano". Pero la anaranjada luz de un sol que se despertaba me brindó esa redija a través de la cual los sentimientos y los pensamientos se escriben a diario en las hojas de nuestros días. A modo de interrogación gigante me he podido sentar sobre ella y darme cuenta de que los pasos que anduve ayer fueron verdaderos. No por eso, dejaré de mirar mañana esa línea de lo inconmensurable, donde está la llave de luz de todos los sueños.