Es dificil comprender lo que el destino nos tiene preparado. En ocasiones, nuetros sueños se elevan mucho más del cielo, pero el cielo de verdad está mucho más cercano a nosostros de lo que jamás hemos imaginado. La otra noche, una hermosa luna llena nos sorprendía con su hermosura a través de un eclípse que llenó el espacio infinito de nuestra mirada, en ese cielo cálido y aterciopelado de un dieciseis de agosto. Y la sentímos tan cerca de nosotros que casi podíamos tocarla con la mano. Ayer, el destino de muchos sueños y de muchas historias por compartir, quedaba atrás, esperando tal vez que la luna, los guardara en las arcas del tiempo, para que no se perdieran en esa distancia terrenal de lo inimaginable.