Es verano, hace calor y estamos sudando. Sería genial si me pudiera transformar en un pez y así bajar a la profundidad del mar. Tranquilamente daría vueltas en el fascinante mundo submarino, no debería temer a una quemadura del sol ni tampoco tendría que preocuparme por un espacio libre en la playa”. Algo así o parecido, puede ser el sueño de algunos en estos días. Y, como nosotros los humanos somos vanidosos, no queremos ser cualquier pez, sino uno muy atractivo e impresionante, que llame la atención de todo el mundo. Por ejemplo, un pez escorpión.
El mesurado nadador con su ostensible forma, coloración y diseño, es una de las atracciones más grandes del acuario del Loro Parque y tiene su origen en las regiones calidas desde el Mar Rojo hasta el Pacífico.
Sin embargo, por la creciente migración entre los animales del mar, que usan rutas como el Estrecho de Gibraltar o el Canal de Suez para moverse de un océano al otro, el pez escorpión se ve desde poco tiempo también en la costa de Israel. Podría parecer que se deba a un intercambio cultura, pero desde el punto de vista de la Biología no es un hecho aceptable. Sobre todo con la apertura de nuevos caminos náuticos y el tráfico más y más fuerte en los océanos (a diario los barcos llevan inconsciente consigo a una 4000 especies) los vecinos del mar encuentran posibilidades de desplazarse de sus orígenes. Pero una invasión demasiado fuerte de animales y plantas de otros espacios vitales, pone en peligro o destruye el sistema ecológico original. Y, inimaginable, pero cierto: otro peligro también nace de peces exóticos que están en los acuarios caseros, y que los propietarios, cuando pierden interés por ellos los tiran al mar.
Sin embargo, este destino nunca van a tener los peces escorpiones en Loro Parque. Equilibrados y tranquilos –como en la naturaleza – flotan en el agua usando sus espectaculares aletas no solo para moverse sino también para la búsqueda de alimento.
Pero ¡atención! Con toda la calma que parece que tengan, no es recomendable acercarse demasiado. Para defenderse el pez tiene una espina en la aleta de la espalda, cuyo veneno puede provocar hinchazón y parálisis desagradables.
Pero, como visitante de LORO PARQUE no hay que preocuparse de eso. Ahí, uno puede pasar horas observando los peces escorpiones y sus incontables compañeros muy de cerca y soñar ser uno de ellos.
Fuente: Loro Parque del Puerto de la Cruz
Foto: Loro Parque