Las noticias de las que disponemos sobre el Puerto de la Cruz, en el norte de Tenerife son muchas y variadas. Hoy nos vamos a detener un poco acerca de cómo llegaron a este lugar los primeros viajeros o visitantes. Fue en el siglo XVIII cuando despertó mayor interés por quienes acudían al Valle de la Orotava, pero llegado el siglo XIX aparece un tipo diferente de visitantes. Precursores del moderno turista. Estos nuevos llegan al Valle alentados por las obras de los hombres de las ciencias o quizás por las referencias de los comerciantes y profesionales afincados en la Isla de Tenerife, pues les movía un venturoso afán investigador o descubrimiento y, también conocer nuevos horizontes, dejando atrás el frío intenso de sus países. Son ingleses, como la mayoría de los viajeros, y van descubriendo el encanto natural de aquel Puerto de la Cruz paso a paso, momento a momento. Recorren gran parte de la geografía insular y enriquecen la literatura de tantos viajeros con sus personales testimonios.
Pero la tradición turística en el Valle se remonta a 1886, cuando, entre los primeros días de septiembre del citado año y abril del año siguiente, se dice que unos 525 británicos llegan al Puerto de la Cruz interesados por algunos relatos o referencias de muchos viajeros escritores y comerciantes que los precedieron. Dicen que venían a descansar y a disfrutar del suave clima y del armonioso paisaje, pero especialmente a recuperarse de sus muchas dolencias, porque el Valle como destino turístico nació en primer lugar como un atractivo refugio invernal para todas aquellas personas que sufrían dolencias diversas y de las más variopintas. Poco después llegan las primeras guías. Los turistas regresan a sus países encantados de esta tierra y de la Isla entera y propagan en sus ciudades de origen las bellezas y atractivos de Tenerife.
Y para dar cabida a los visitantes que a partir de entonces vienen con más frecuencia, y que, por su puesto, no caben en las casas de las colonias extranjeras o en las casas fondas existentes, nacen los primeros hoteles, tales como El Condesa, Marquesa o Monopol, el The Orotava Grand Hotel inaugurado en septiembre de 1886 en la conocida zona de Martiánez. Sin duda fue la primera gran instalación hotelera, con unas 120 camas. Luego se construyó el Gran Hotel Taoro que abrió sus puertas en 1890, y el Puerto de la Cruz es entonces y a partir del siglo XIX, cuando la ciudad marinera se convierte en un destino turístico de primer orden en Europa.