06 agosto 2015

Mientras España sestea

Cuando el verano cruza su propio ecuador, España sestea, descansa y se resguarda de los rigores de agosto, un tanto ajena al porvenir más próximo y, posiblemente, más convulsivo ante las nuevas citas electorales que seguramente propiciarán un cambio de ciclo y de un modo de entender la política. 

Nadie hubiera apostado un euro por el partido emergente Podemos antes de las elecciones al Parlamento Europeo y miren por dónde en mayo de 2014 dio la campanada al obtener cinco eurodiputados, y un año más tarde se consolida como opción de gobierno en las instituciones municipales y autonómicas, Madrid y Barcelona son los ejemplos palmarios de ese ascenso casi imparable y que podría ser clave para el futuro inquilino de la Moncloa. Nuevos tiempos se abren para el país merced a esa evolución silenciosa de la calle que toma cuerpo en propuestas denominadas populistas como respuesta a los desatinos, agravios y abusos de la clase dirigente que ha gobernado el país desde la transición hasta ahora.


La posibilidad de un nuevo frente popular en España toma cuerpo a medida que  se acercan las elecciones del 27 de septiembre en Cataluña, con un claro sesgo secesionista, y generales, previsiblemente, para diciembre de este año. Si el Partido Popular no logra revalidar la mayoría absoluta en los comicios de finales de año, u obtiene una mayoría suficiente para alcanzar pactos con formaciones afines, estará fuera de la Moncloa. Una alianza entre PSOE y Podemos u otros partidos de izquierda podría desalojar de la Moncloa al Gobierno conservador y es que los errores de la presente y anterior legislaturas, conservadores y socialistas, han puesto a punto de caramelo un eventual triunfo de los grupos populistas (Podemos) y ultraliberales (Ciudadanos), aunque cabría inclinarse por los primeros, un tanto más afines a los deseos de cambio de los sectores sociales más descontentos y deprimidos, como consecuencia de la crisis económica y de la supuesta falta de sensibilidad de los gobernantes actuales y de la carencia de previsión de los anteriores que sumieron al país al borde del rescate.