29 agosto 2012

El economista Javier Morillas considera improbable un "default" de España

 
“Tenemos un sector público sobredimensionado, y concretamente el autonómico muy basado en  redes clientelares; es decir muy trufado de contratados laborales, interinos, etc que no han ganado su plaza en libre concurso oposición por mérito y capacidad, sino por vinculaciones partidarias. Ello da mal ejemplo social y genera frustración entre nuestros jóvenes que se esfuerzan y preparan, y explica gran parte del desprestigio de nuestra clase política.
En el extranjero, las comunidades autónomas, se ven como una especie de  baronías cuasi medievales que generan desconfianza por su gran capacidad de gasto, que escapa al control del Tribunal de Cuentas, a través de empresas públicas creadas a tal efecto,  y otros procedimientos que burlan los controles parlamentarios, como se está viendo en Andalucía.
 Ello induce a pensar a los inversores y prestamistas internacionales  en que  el Gobierno no es competente para tomar medidas, con quienes  se mueven por ahí con sus propias televisiones, medios y gobiernos”. En estos términos se expresa Javier Morillas, catedrático de Economía de la Universidad San Pablo-CEU, quien recientemente disfrutó de sus vacaciones en el Puerto de la Cruz (Tenerife), donde tiene importantes vinculaciones familiares, “para mí el mejor lugar del mundo para unas vacaciones, y es una pena que el prestigio del Puerto como destino turístico internacional de primera clase se haya difuminado”, dice.  Morillas es además vocal de la directiva de la Asociación de Representantes de Banca Extranjera en España, AERBE, “lo que proporciona –dice- una perspectiva  muy realista de nuestra situación, dado que recogemos la visión de los inversores extranjeros y nuestra misión es arrojar luz sobre las oportunidades  y perspectivas de la economía española; por cierto que con Tenerife están respondiendo muy bien a nuestros consejos, orientando inversiones especialmente de Europa Oriental, Ucrania, etc”.    Respecto a la situación económica añade “que el déficit público no va a ser fácilmente controlable y que por tanto, el Estado va a tener que seguir emitiendo masivamente deuda pública; el problema es que esa deuda acabe por no ser comprada por nadie, o lo sea  a un tipo de interés tan elevado, -como ya estábamos del 7%- que haga realmente necesario un rescate de la economía; no obstante, no cabe pensar en que se vaya a producir una quiebra o se llegue a “default” o impago”.Sobre la posibilidad de un  hipotético default, Javier Morillas advierte que “un impago acarrearía un desprestigio absoluto. Las economías desarrolladas no se han planteado nunca llegar a una situación de desconfianza derivada de un impago, porque se tarda generaciones en recuperarse, es como un estigma de persona poco fiable, que no controla sus gastos y que ahuyentaría la inversión y fomentaría la economía especulativa. Nadie vendría a invertir a largo plazo porque pensaría que dentro de 20 ó 30 años volvería otro default, como ocurre con las economías de Sudamérica, que se mueven en un marco institucional y jurídico incierto que, efectivamente, no favorecen las inversiones directas y el crecimiento sostenido. Ejemplos son Venezuela,  Argentina, etc”.“Tenemos más de 4.000 empresas públicas que se financian con el dinero  del contribuyente, porque muchas están en pérdidas, con el consiguiente boquete en las cuentas nacionales; por ejemplo las televisiones autonómicas, cuya financiación exige al final emitir deuda del Estado; y lo que hemos observado en las últimas semanas es que la deuda pública que se emitía, no ya a largo , sino a corto plazo, se estaba pagando a un 3,7% o un 4%. Cuando esto ocurre a seis meses, un año o año y medio, ya no al 0,10% como pueda ser en Estados Unidos o algo más en Alemania, sino que están pidiendo, por la desconfianza que generas  esos niveles, significa que estás en fase terminal, y o reaccionas suprimiendo organismos públicos a espuertas o estás muerto. No estamos hablando de deuda pública a 15,20 ó 30 años como pueda emitirla la Reserva Federal de Estados Unidos, sino de ahora para mañana, para afrontar gastos hasta seis o doce meses. Si se mantiene esa situación,  como ocurrió con Irlanda, llega a un momento en que es insostenible, porque ya no se puede pagar ese tipo de interés y se tiene que recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial, y en nuestro caso, en la Unión Europea se ha creado el Fondo de Estabilidad Financiera  que tiene que suministrar ese dinero, pero con condiciones…”.

SERÁ DIFICIL PARA GRECIA MANTENERSE EN EL EURO

El profesor Morillas considera que “la salida de España del euro no es contemplable, y sería el peor de los escenarios posibles. Esa situación la podríamos ver en el caso de Grecia, un país que está pagando por su deuda a 10 años un tipo de interés superior al 26%; una economía que no está creciendo y en eso no es original, pues la propia UE ha decrecido en el pasado trimestre un -0´2% del PIB; también Finlandia, Bélgica, Reino Unido, están decreciendo un -0´6%; y España el -0´4%. Para Grecia será muy difícil mantenerse en el euro y la consideración es que fue un error incorporarla porque sus gobernantes no adoptaron las medidas económicas necesarias, como las introducidas en España cuando se incorporó al euro, con la ley de equilibrio presupuestaria –luego eliminada por Zapatero-, y que consiguió la reducción de déficit y deuda, que en los últimos años y sin controles legales se ha vuelto a disparar.La salida de Grecia del euro implicaría volver al dracma, y se empezarían a firmar contratos en euros y en dracmas, pero los contratos anteriores están suscritos en  euros; habría una salida masiva de capitales fuera del país; la gente retiraría el poco dinero que quedara de los bancos; estos quedarían cerrados y quebrados,  no se recibirían préstamos de exterior, se incrementaría la deuda, y entraría en una espiral de contracción económica feroz, con la generalización de la pobreza, el paro masivo, y la convulsión social. Por eso espero que su Gobierno sea lo suficientemente responsable como para saber lo que tiene que hacer por duro que parezca a corto plazo, y se mantenga en el euro; porque en la práctica su población seguiría utilizando el euro, cambiando dracmas por euros y llevándoselos luego fuera del país, como ocurre en cualquier país africano.  Aún así, para la Unión Europea, dejar a Grecia de la mano, no sería grave, porque parte de su deuda está ya amortiguada y en gran parte comprada por el Banco Central Europeo (BCE) en los vencimientos que ha habido durante el último año. El problema sería para los griegos, que quedarían como en Ecuador, que utilizan el dólar, pero no tienen ni voz ni voto en la política económica de los Estados Unidos, ni en la Reserva Federal  y nadie les consulta. Lo mismo que ocurre en El Salvador o Panamá, que también tienen el dólar como moneda. En el caso de la Unión Europea, hay economías, como le pasaba a Eslovenia donde imperaba el doble cambio. En parte, lo hay también en Polonia, y en los países que todavía no se han  incorporado al euro, donde se tiende a ahorrar en euros y hay sistema de doble caja. Por tanto, la salida del euro no se debe contemplar bajo ningún concepto”.

REFORMAS
 “Porque creo que no habría que hablar tanto de recortes-explica-como de reformas. ¿A qué llamamos recortes? ¿A reducir las subvenciones de las organizaciones empresariales? ¿Es que las organizaciones empresariales necesitan que el dinero del contribuyente vaya a pagarles sus sueldos y sedes que tienen? Eso no es un recorte, es una reforma. ¿Y el disminuir las subvenciones a las organizaciones sindicales, que tenían que financiarse como ocurre en Alemania u otros países con las cuotas de sus afiliados? ¿Y el analizar las subvenciones que se dan a entidades de muy variado tipo? ¿Esos son recortes o es que tenemos que efectuar una buena auditoría y control del gasto de cada euro para ver su rentabilidad, tanto en lo que respecta a la cooperación internacional, como las que se refiere a las “ayudas al empleo” o a las medidas activas de empleo; todas esas políticas que han tenido nombres muy grandilocuentes, pero que, al final, han llegado a muy poco. Estamos jugando con una economía que no tiene la fortaleza de otras economías en el mundo. La economía española no tiene materias primas, no hemos tenido la suerte de los británicos ni de los noruegos de encontrar hidrocarburos en nuestras plataformas continentales. No hemos tenido la suerte, como Holanda, de encontrar gas en el yacimiento de Groninguen, además, estamos a gran distancia de esa red de abastecimiento de hidrocarburos. La energía es un factor principal para cualquier actividad económica, para la vida de las familias y de los negocios. Y de eso bien sabemos en Canarias que como en Baleares, supone añadir un cargo adicional en el recibo de todos los españoles que entre todos pagamos el sobrecoste del cableado hasta las zonas insulares… Si se parte del criterio de que la energía es muy cara, efectivamente, se dispone de menos competitividad de partida. Por tanto, hay que remontar con el incremento de competitividad en otras áreas: mejorar en diseño, tecnología, en organización social y costes laborales. En este sentido,  nuestra sociedad necesita reformas, lo mismo en lo que se refiere a la Sanidad. Ha habido una situación, como consecuencia de esa bonanza económica, se ha podido prestar asistencia sanitaria a personas que venían de otros países, incluso con un incentivo para el turismo sanitario, pero que, los impuestos de los ciudadanos en estos momentos no están por la labor de mantener esa asistencia gratuita, salvo que reduzcamos las prestaciones a los pensionistas. En los Estados Unidos, una persona que viene de fuera no entra gratis en una universidad pública porque su familia no ha pagado impuestos en el país. Un Coreano que va a Estados Unidos, por ejemplo, paga una cantidad muy alta por estudiar en una universidad pública, y ya no digamos en el ámbito sanitario”.A juicio del profesor Javier Morillas, “la sanidad pública es viable en España, lo que resulta inviable es el mantenimiento de la atención sanitaria universal como la habida hasta la fecha, dado que se introduce un incentivo que propicia que cualquier persona pueda venir a dar a luz a nuestros hospitales de forma gratuita y eso no tiene límites. Si tu abres ese incentivo, estás favoreciendo que, incluso, gente de países nórdicos venga a ponerse prótesis y aprovechen sus vacaciones para utilizar esa sanidad. Todo bien a coste cero presenta una demanda infinita”.Por otro lado, con respecto a las reformas o ajustes, advierte que lo que más enfada a un ciudadano es que a un pensionista o jubilado se le quita al mes una cantidad para pagar las medicinas, mientras que observa que hay un sobre exceso de contratados laborales en una comunidad autónoma, que se dan subvenciones que tiene una clara finalidad clientelar.  Añade que “el  economista  James M. Buchanan, Premio Nobel de Economía, asigna a los economistas un papel singular, al decir que deben proteger a los políticos honestos en las sociedades democráticas; esto se debe a que en una sociedad democrática los políticos se examinan cada cuatro años. Entonces, la tendencia natural de todo partido político en democracia consiste en prepararse para la siguiente elección, adquirir el mayor número de votos, con lo cual si puede manejar a su antojo el presupuesto  público, tendencia natural va a ser gastar y gastar porque eso da votos, y genera esas redes clientelares; de ahí las limitaciones que se ha autoimpuesto, y España, en ese sentido, fue país pionero con la Ley de Estabilidad Presupuestaria.  La segunda medida que adoptó el Gobierno de Rodríguez Zapatero en el año 2004 fue eliminar la limitación presupuestaria, que vino a suponer que todos los poderes públicos con capacidad para gastar gastaron porque mejoraban las expectativas electorales. D e ahí que sea un riesgo en las sociedades democráticas, por lo que se han introducido esas limitaciones en la Constitución con el consenso de los dos grandes partidos, en Alemania ya se hizo, y el resto de los países europeos irán haciendo lo propio, poco a poco, como en Estados Unidos en el que hay una enmienda a la Constitución (la 14), que puede llevar a un presidente a ser encausado por alta traición si pone en duda la calidad de la deuda del país”.

CRISIS DE LA ZONA EURO 

 Morillas sostiene en relación con la crisis en la zona euro que actualmente  se está librando una pugna entre el euro y el dólar, donde la moneda americana adquiere el papel de moneda refugio.  Precisa que “los bancos centrales de todos los países tienen acumulado más del 60% de sus reservas en dólares. El dólar sigue siendo la moneda que se utiliza en los intercambios internacionales, en los mercados y en todas las materias primas. De ahí que esté habiendo una especulación muy  potente que durante los últimos meses ha atacado al euro y ha llegado a devaluarla con respecto al dólar hasta 1,23, lo cual tampoco es malo porque ayuda a las exportaciones. En este sentido, con un euro bajo está tirando la economía española, aunque no sea suficiente para generar empleo, pero por lo menos compensa la caída de la inversión y del consumo que se registra en España”.Morillas prevé que “la deuda pública española se sitúe en el 80% del Producto Interior Bruto (PIB) al cierre de las cuentas del presente año. No obstante, nuestro récord  se alcanzó en 1996 con un casi 70%.