13 septiembre 2009

FRACISCO AFONSO, EL ALCALDE DE LOS HUMILDES Y AMIGO DEL PUEBLO

Francisco Afonso Carrillo forma parte de la historia moderna del municipalismo del Puerto de la Cruz y de Tenerife como “el amigo del pueblo” y al que cariñosamente se le veneraba e identificaba como “el alcalde de los humildes” por su apego hacia los más necesitados, pero sin perder de vista sus miras de hombre justo y de carta cabal entregado a regir los destinos de la primera ciudad turística por excelencia de Canarias, por mandato de las urnas, en las primeras elecciones locales de la democracia del 3 de abril de 1979.
En la plenitud de su vida, con apenas 36 años de edad, dejó huérfana a su Puerto de la Cruz natal, a su hijo Arón y dejó viuda a su esposa Loly González Galindo, en el fatal incendio de La Gomera del 11 de septiembre de 1984, cuando era gobernador civil de Santa Cruz de Tenerife. Su recuerdo permanece indeleble, y en muchos hogares de esta localidad norteña cuelgan retratos suyos. Cinco años de gestión pusieron de relieve su capacidad política y administrativa, impulsó la modernización de infraestructuras tan sensibles como el viejo muelle pesquero, la entonces revolucionaria y hasta contestada peatonalización de las calles del casco urbano, que se revelaría como un acierto con el paso de los años desde el punto de vista comercial y urbano: La Hoya, Quintana, San Juan y El Lomo, entre otras; la base del futuro parque marítimo, y el esbozo del proyecto de delfinario o parque acuático, que finalmente, se construyó en el Loro Parque. Su dimensión visionaria le llevó, junto con el que le sucedería en la Alcaldía, a mediados de 1984, Félix Real, a la sazón concejal de Turismo, a viajar a Israel para examinar sobre el terreno el funcionamiento del gran delfinario de Tel Aviv, e incluso, logró que científicos y expertos israelíes se desplazaran al Puerto de la Cruz para efectuar estudios sobre el litoral y comprobar las posibilidades de explotación. La compañía Overseas Enterprisse de Israel encargó un estudio batimétrico de la costa norte portuense, pero todo quedó en buenas intenciones. Paco Afonso siempre tuvo un contacto directo con los vecinos, su despacho siempre estaba abierto para quienes querían resolver alguna cuestión o, simplemente, pedir una ayuda o consejo. Es digno recordar que compartía su mesa de despacho con los periodistas y corresponsales a quienes informaba directamente de los asuntos tratados en la entonces comisión permanente del ayuntamiento. Con él, su partido ganó las primeras elecciones municipales de la Democracia, el 3 de abril de 1979, con el 62 por ciento y 12 ediles, pero los comicios de 1983, arrasa con 17 concejales de 21 posibles de la Corporación. Obtuvo el 72% de los sufragios en aquella convocatoria memorable, como indicó uno de sus más estrechos colaboradores, amigo y paisano, Salvador García Llanos.
Impulsor de infraestructuras y equipamientos
En su mandato, el ayuntamiento las promociones de viviendas sociales de protección oficial de La Vera y Las Dehesas y las de San Felipe-El Tejar, los edificios Izaña y Bocatauce, con el concurso de la empresa Visocan, se adquiere la casa que albergará al Museo Arqueológico Municipal, se pone en funcionamiento la Universidad Popular, que lleva su nombre, la primera que se crea en Tenerife, y que fue, en sus primeros años, todo un referente de cultura y difusión del saber, para quienes buscaban una segunda oportunidad para encauzar sus estudios y que actualmente sigue en la brecha. Se ponen los cimientos de grandes obras como el Centro Comercial San Felipe y pabellón de deportes Miguel Ángel Díaz Molina, en El Tejar, el nuevo edificio de Correos y la estación de guaguas, que luego serían realidad en época de Félix Reaal. En el verano de 1984 el consejo de ministros, presidido por Felipe González, le designa gobernador civil de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, siendo delegado del Gobierno en Canarias, Eligio Hernández Gutiérrez. Entonces, se hablaba de una ascensión casi meteórica de Paco Afonso hacia puestos de responsabilidad, incluso con proyección nacional, de no haberse truncado su vida, en acto de servicio. Deja la Alcaldía portuense para dedicarse a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, y será Félix Real González, uno de sus principales hombres de confianza quien tome el relevo y que mantendría en sucesivos mandatos electorales hasta finalizar su etapa la primavera de 1995, al resultar elegido candidato en unas elecciones primarias del PSC-PSOE, Salvador García Llanos. El traslado de sus restos mortales a su ciudad natal y posterior sepelio constituyeron vivas muestras de dolor y de condolencia que cobraron cuerpo en la presencia de altas instancias del Gobierno que se desplazaron a Tenerife para estar con los suyos y rendirles un último adiós. Su pérdida fue un trauma difícilmente de asumir y de superar, porque se trataba de un político con cualidades innatas. De ello, seguramente, como tantos otros hombres y mujeres cercanos a él y su familia, nos habla Salvador García, ex delegado del Gobierno en Canarias y ex alcalde del Puerto de la Cruz. García recuerda vivencias de la profunda amistad que le unía al malogrado político tinerfeño Paco Afonso. “Nos conocíamos -explica- desde jóvenes, en la primera época del Cima Club, ya habíamos hecho algunas cosas juntos, en San Telmo y en El Peñón. Le ayudé en la primera campaña (1979), ensayamos mucho la puesta en escena de los actos y repasamos los discursos. El me daba ideas que yo plasmaba con el lenguaje apropiado. Cuatro años después, me pidió que le acompañara en la candidatura, que me reservaba importantes cometidos. Así fue como entré en política. La campaña de 1983 y el resultado de entonces fueron hechos inolvidables. Era un entusiasmo popular desbordante”.
Un político carismático
Agrega que “era sorprendente y llamativo aquel carisma que tenía Paco. Gentes de toda condición y de todas las edades le reconocían una cualidad sobresaliente de cercanía, de saber escuchar, de entender los problemas. No se enfadaba ni apuntaba soberbia. Por eso, porque era atento y servicial, le quería todo el mundo. Recuerdo con qué mesura y habilidad sorteó un paro de pescadores que llegaron a bloquear con sus embarcaciones varias calles. Les sedujo, literalmente, con un par de explicaciones y el diseño de las soluciones para el problema del trasmallo. Dio la cara, bajamos al vestíbulo, les recibimos, hablamos y les convenció, de modo que una protesta contra el gobierno se convirtió en una prueba de afirmación de su personalidad política”.
Una carrera truncada por las llamas
“Estaba llamado a importantes destinos políticos. La suya-precisa- es una carrera truncada por las llamas de Agando. Rodríguez Doreste, Jerónimo Saavedra, Martinón y Juan Alberto Martín hablaban frecuentemente con él, reclamándole para la política autonómica. Hubiera sido un buen consejero de Turismo, por ejemplo. Y hasta dónde yo sé, puede que vicepresidente”. “La tarde de su nombramiento fue extraordinariamente movida en el Ayuntamiento. Es una de las expresiones de júbilo popular más intensas que recuerdo. Hasta llamaron de Alemania y de Venezuela para confirmar la noticia”-añade Salvador García. “Creo ser la última persona del Puerto –agrega- con la que habló antes de morir. Me telefóneó muy temprano, pidiendo que enviara medios humanos y materiales de la Mancomunidad del Valle de la Orotava a La Gomera. Parece que sigo escuchando su “¡compadre, se nos está quemando El Cedro!”. Atendí su petición, claro. Para allá fueron Jesús Hernández y Pepe García que salvaron la vida milagrosamente”. “Aquella jornada discurría con normalidad y mucho calor. Hasta que llegó la llamada de Carmelo Martín quien nos anticipó la peor noticia desde Radio Club Tenerife. Se quedó titubeante con nuestra incredulidad. Minutos después, Pedro Luis Cobiella confirmaba el fallecimiento del gobernador, de su conductor y de su secretario. Fue terrible. Un mazazo. El impacto duró varios minutos. Cuando llamé a algunos concejales para comunicarlo, tampoco se lo creían”. “Loli, su viuda, apareció por el Ayuntamiento, donde el nerviosismo era evidente. La gente se concentró en el exterior. Los medios de comunicación apremiaban: cuándo el sepelio, quién venía. En las gestiones y en los preparativos nos pasamos el tiempo los concejales, algunos funcionarios y colaboradores”. “Creo que es justo destacar el enorme respeto que se le dispensa a la figura de Paco Afonso. Es digno de ponderación el esfuerzo de sus familiares para que no sea instrumentalizada”. García señala que “como gobernador apenas tuvo tiempo de gestionar pero empezó a notarse su sutileza política en temas de interés insular. Como alcalde, cabe destacar su jovial espíritu de trabajo que le permitió afrontar una importante tarea de relanzamiento social del municipio. La buena prensa de la que gozó se la ganó a pulso. Tenía predisposición hasta para encajar las críticas”.
Fotos: Ayuntamiento del Puerto de la Cruz