26 mayo 2009

EDITORIAL Una moción de censura inminente

El clima de crispación política que se ha generado entre los grupos gobernante y de la oposición en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz augura tensiones en los próximos días. Todo apunta a que Coalición Canaria tomará la iniciativa, y tras un eventual acuerdo con el Partido Popular, se lanzará a una nueva aventura con la reedición de un pacto de gobierno con los conservadores. Los despropósitos y prepotencia del gobierno socialista en minoría, posiblemente, fruto de incapacidad para mantenerse a flote de manera holgada y razonable desde que rompió el acuerdo contra natura con los conservadores que llevó a la alcaldía a Lola Padrón tras los comicios de 2007, han sido, en gran medida el caldo de cultivo para la presentación de una moción de censura, que podría substanciarse en breve espacio de tiempo. El caso de La Mesa y las repercusiones mediáticas podrían ser uno de los detonantes de la agudización de la crisis y enfrentamiento entre socialistas y nacionalistas. En política todas las posibilidades están abiertas, lo que podría justificar un cambio de estrategia en el líder de la oposición, Marcos Brito, quien hasta hace pocas semanas consideraba poco probable la presentación de una moción de censura contra la alcaldesa socialista, Lola Padrón, pero se han precipitado los acontecimientos, y lo que ayer no era factible, hoy, posiblemente, se haga realidad, y no resulte “tan malo” la recuperación de un entendimiento entre Lola Padrón y Eva Navarro, aunque se repelan mutuamente, aunque desde el punto de vista de la Física los polos opuestos se atraen, incluso, por lo que se ve, también en la política. Un error de cálculo en los censurantes sería catastrófico para sus pretensiones políticas de 2011, pero ya no cabe de hablar de víctimas, porque lo cierto, el panorama no puede ser más desolador para quienes ahora tienen la responsabilidad del gobierno. De repente, hasta la moción de censura, podría quitarles un peso de encima, tal como están las cosas. Así pues, modestamente, sólo cabría apelar al sentido común y al sano juicio, y si se ha de adoptar una decisión drástica que sea certera. El Puerto de la Cruz no está para aventuras, sino para el trabajo serio, responsable y mancomunado de toda la sociedad para sacarlo adelante.
El editor.