02 octubre 2008

TRANSPORTES__Por L. Soriano

Las vías de comunicaciones bien estructuradas y dimensionadas favorecen el tránsito de personas y mercancías, coadyuvan al desarrollo y generan un bienestar importante al propiciar el intercambio de productos, mercaderías y de actividad profesional y comercial. Las carreteras, aeropuertos, estaciones y muelles suficientes, son imprescindibles para el desarrollo de las actividades que originan la riqueza y posibilitan la creación de trabajo e intercambio de bienes y servicios.
Hay territorios más sensibles que otros a estas carencias y que necesitan prestar mayor atención a la existencia de carreteras, y medios de llegada a ese destino. Canarias tiene un déficit histórico en carreteras, no tiene tren, y sin el transporte marítimo para mercancías y aéreo para personas, las Islas colapsarían. Sin embargo, ¿tenemos los Canarios que soportar el coste de la insularidad a nuestro cargo? Si un ciudadano quiere, desde La Coruña a Algeciras y desde Barcelona a Huelva, caminar o transportarse en tren o automóvil, motocicleta e incluso en bicicleta, puede hacerlo. Nosotros necesitaríamos una carretera desde las Islas hasta Cádiz, y si bien todavía, parece que es imposible construirla a la tecnología actual, sí podemos establecer un puente económico-fiscal. Lo que no es concebible es que para llegar a Cádiz desde Tenerife o Las Palmas con un automóvil sencillo, el billete o acomodación más barato sea de 350€ por trayecto, en –atentos-, camarote cuádruple, con un aseo compartido para los 4, naturlich. Como el ganado en el siglo XIX. Y si van mujeres, serán camarotes mixtos compartidos por señoras y señoritas con camioneros de los del Roll – On. Si no , al cuádruple. Divertido, y muy moderno. Si se quiere un poco de privacidad durante 3 días y dos noches enteras, hay que pagar 750€ por trayecto, y siempre está lleno pues las plazas de que dispone la antigualla del cascarón que se nos propone son mínimas y sólo realiza un viaje semanal. . Lo que no es admisible, es que para llevar el coche a Las Palmas, desde Tenerife, dos personas en trayecto de ida y vuelta cueste la friolera de 200€. Lo que es vergonzante que las mercancías desde cualquier puerto de la Península paguen de media un 25% de transporte además del AIEM (impuesto no repercutible y que va directamente a engrosar el precio – mínimo del 5%- apx.) aplicable a todas y cada una de las mercancías que entran por esos puertos o aeropuertos. Lo mismo que de América o Asia se tratare. 2000€ por 60m3, lo que equivale con las pérdidas de espacio y los vergonzantes “despachos” obligatorios, a unos 45 euros m3. Y si la cesta de la compra es la más cara de Europa en estas tierras dizque Afortunadas, se debe a cosas como esta, no a esto sólo por desgracia. Lo que es inaudito es que si se transborda en Interinsular, esto es, reexpedirías a otras Islas menores, cuesta casi tanto como traerla desde la Península, o sea como desde Hong Kong o NY. Lo que es ya de falta de respeto total son los aparatos y las tarifas aéreas entre Madrid, en general todas la Península y Tenerife o Las Palmas. Para un vuelo de 3 horas netas sentado, los equipos que nos proponen son absolutamente inadecuados. Han suprimido los 340 y nos proponen-obligan- a desplazarnos en aviones cortos, de fuselajes estrechos, incómodos, de tres en tres en fondo con lo que cuesta de atender por el personal y que si hay incontinentes, niños o ancianos en la ventana, el “viaje” y el berrinche esta asegurado. Y ni agua dan, en tres horas y no les da vergüenza. Lo que está clarísimo es que nuestros Gobernantes están ajenos a estos secuestradores de clientes. Somos su mercado cautivo y la forma de cuadrar sus cuentas de perdidas. Peces en la bañera. La subvención de Residencia no sirve sin análisis rigurosos de costos y control de tarifas y en cualquier caso es insuficiente absolutamente, animando además a elevar las tarifas más allá de los márgenes normales de comercialización para absorber la subvención en su beneficio. La misión de “in vigilando” ni la ejercen ni se espera que lo hagan. Y nosotros a pagar por un vuelo a Lanzarote más que a París o a Colonia. Ni se nos protege, ni se nos considera, ni se nos respeta, ni se nos favorece. La connivencia es repugnante, la indolencia degeneradora, la insularidad y la fragmentación territorial inasumible. Dando argumentos a extremistas, siempre. Pero ellos a lo suyo, que no es lo nuestro. A reflexionar.